Un contestador automático es un dispositivo electrónico diseñado para recoger llamadas entrantes de un teléfono fijo y grabar los mensajes de la persona que está llamando. En contestador recogerá la llamada después de un número de tonos y luego reproducirá un mensaje pregrabado para que la persona que llama lo pueda oír. Normalmente hay un sonido distintivo cuando el mensaje termina, lo cual permite que la persona que llama deje un mensaje para el dueño del contestador.
Los primeros modelos de contestadores automáticos utilizaban cintas de cassette, normalmente un par de ellos. Una cinta era para el mensaje del dueño del contestador y la otra era para que se dejara un mensaje.
Las cintas de grabación dieron paso a formas digitales para almacenar los mensajes entrantes. Gracias a los adelantos de la tecnología, estos contestadores comenzaron a tomar nuevas formas. Se empezaron a utilizar los buzones de voz. La diferencia entre un contestador y un buzón de voz es que el primero necesita tener una cierta proximidad física al teléfono o a la roseta donde está conectado, mientras que un buzón de voz es un software proporcionado la compañía telefónica u otra empresa.
Las primeras máquinas que hacían de contestador eran analógicas, y usaban las cintas de audio mencionadas para todas las funciones. Estas máquinas tenían funciones de rebobinado y reproducción, las cuales eran manualmente controladas por el dueño de la línea telefónica. El sistema funcionaba bien pero había accidentes que podían destruir los mensajes o dejar la máquina inutilizada hasta que alguien la reparara. La mayoría de los problemas solían ser que la cinta se enganchaba en el mecanismo, lo cual podía dejar la cinta inservible.
Sin embargo, con los avances en diferentes tecnologías el almacenamiento se empezó a hacer en memorias digitales, lo cual incluía el mensaje de bienvenida y el que dejaba la persona que llamaba. Este método era mucho más fiable, aunque los primeros modelos tenían poco espacio de memoria para los mensajes y su almacenamiento. Cuando los ordenadores se hicieron más prevalentes, se desarrollaron programas que permitían a un ordenador actuar como un contestador cuando la línea telefónica se conectaba a un modem, aunque esto significaba que el ordenador tenía que estar encendido todo el tiempo.
Aparte de las tareas básicas de contestar llamadas y grabar mensajes entrantes, los contestadores automáticos empezaron a tener otras funciones según se iban utilizando cada vez más. Algunas funciones permitían verificar los mensajes de forma remota desde cualquier teléfono o incluso tener varios buzones de voz diferentes. Muchos teléfonos incluso venían con el contestador ya integrado.