Una de las cosas más interesantes en la historia de la electricidad es que las innovaciones en el desarrollo del equipamiento eléctrico solía ocurrir a la vez en todo el mundo. Como resultado de esto, hoy en día hay importantes diferencias entre los enchufes americanos y los enchufes que podemos encontrar en muchos países europeos.
La mayoría de las diferencias tiene que ver con la construcción de estos elementos, pero también tiene que ver con la potencia de la corriente que estos enchufen proveen a los usuarios. Una de las diferencias más notables es el suministro de voltaje que se recibe en ambas partes del océano.
El estándar en America del Norte es de 120 voltios mientras que en Europa es de 220. Entender el voltaje de la corriente que es suministrada en el enchufe es importante, sobre todo para las personas que viajan de un sitio a otro. Más de uno se ha dado cuenta demasiado tarde que no ha podido conectar alguno de los aparatos eléctricos o electrónicos que tenía.
Aparte del diferente voltaje, también hay una diferencia en la frecuencia o ciclos por segundo. En America es de unos 60 hercios y en Europa es de 50 hercios. Esto significa que aunque el voltaje sea compatible, puede seguir habiendo un problema si el aparato que lleva el viajero no está hecho para trabajar en esa frecuencia.
Aparte del voltaje y la frecuencia, hay otras diferencias en el aspecto y diseño de los enchufes americanos y los enchufes europeos. En America del Norte suelen usar dos versiones de los enchufes eléctricos que usan. La versión más básica tiene dos clavijas alargadas siendo una de ellas algo más larga que la otra. Otra versión añade una tercera clavija al diseño.
En Europa existen varios tipos de enchufes que mezclan los diseños con dos o tres clavijas, pero son redondos en lugar de alargados. Este es uno de los motivos principales para que se necesite un adaptador de red si se va a viajar de un sitio a otro. Este sigue siendo necesario incluso cuando el nivel de corriente y el tipo son compatibles.