Cuando la primera generación de teléfonos iPhone salieron en el año 2007, la única manera de hacer funcionar software en el era con aplicaciones Web en un navegador, y limitado por las que publicaba la compañía Apple. Sin embargo, con la salida del iPhone 3G y la aparición del iTunes de Apple, los usuarios de este teléfono inteligente de repente podían elegir entre miles de aplicaciones que se podían instalar en el propio teléfono.
Hasta la actual fecha, hay más de 40 mil aplicaciones disponibles para este teléfono móvil más parecido a un ordenador que a un celular. Esto puede sonar a mucho donde elegir pero hay muchos usuarios que quieren mucho más que esto. Aquí es donde entra lo que se da por llamar hacer un jailbreak a un iPhone. ¿Qué es esto? Es simplemente hacer unas modificaciones al teléfono para tener la total capacidad de cargar todas las aplicaciones que queramos.
La gente usa este procedimiento porque el iPhone tiene limitaciones en lo que la tienda de Apple ofrece. Estas limitaciones no son del gusto de los usuarios y por eso algunos deciden “liberar” el iPhone para que tenga más capacidad.
En un teléfono iPhone, la compañía Apple restringe algunas tareas básicas que otros teléfonos móviles ofrecen de una manera estándar, donde se incluye la grabación en video, tonos de llamada personalizados y la posibilidad de cambiar la apariencia del teléfono (incluidos los iconos). Hacer un jailbreak sobrepasa estas limitaciones y permite a los usuarios para que puedan utilizar programas de terceras compañías, especialmente terceras compañías que la tienda de Apple ha rechazado distribuir.
Estos programas son distribuidos por el desarrollador en su lugar (normalmente para evitar el cargo por la distribución cargado por Apple). De todos modos, para los que tienen mayores conocimientos técnicos, “abrir” un iPhone de este modo puede significar mucho más que añadir una aplicación de video.
Es primero interesante saber como es internamente un iPhone y qué es lo que utiliza para funcionar. El iPhone funciona en una variante básica del sistema operativo MacOS, que a su vez está basado en el sistema Unix. Esto significa que se puede modificar la plataforma de iPhone (mediante un jailbreak) e instalar ciertas aplicaciones Unix como puede ser un servidor Web Apache o aplicaciones para aceptar conexiones remotas, convirtiendo definitivamente el iPhone en un pequeño ordenador.
Aparte de aplicaciones de terceros, una de las razones más comunes para hacer un jailbreak a uno de estos teléfonos es para desbloquearlo. Desbloquear y jailbreak suelen confundirse, pero no son lo mismo. Desbloquear un iPhone rompe la cerradura en la tarjeta SIM y permite que el teléfono funcione con todas las compañías, no solo la oficial aprobada por Apple (lo cual difiere de un país a otro).
Hacer un jailbreak a un iPhone no significa que lo has desbloqueado (aunque para desbloquearlo tienes primero que hacer un jailbreak). En lugar de eso, es un procedimiento que abre el firmware del teléfono para cargar terceras aplicaciones. De la misma manera que el hardware es la parte física del dispositivo y el software consiste en los programas que funcionan en el dispositivo, el firmware es un poco de ambos.
El Firmware es un código que contiene las instrucciones de operación para el hardware, como por ejemplo como debería funcionar el iPhone, que funciones están habilitadas y los parches de seguridad que se necesitan. Periódicamente, Apple publica actualizaciones del firmware para las funciones del teléfonos y soluciones fallos de diseño.
Cuando un iPhone arranca, pasa por lo que se llama un “cadena de confianza”. Que es una serie de verificaciones en los componentes del software hechos en un orden específico. Comienza con un arranque en la memoria ROM pasando luego por otro arranque de bajo nivel llamado LLB, el cual controla el almacenamiento general de los datos y la transferencia entre ordenadores y dispositivos digitales.
Los siguientes pasos son el iBoot, el kernel y finalmente el sistema operativo del kernel carga las aplicaciones de usuario. Según se ejecuta la cadena de confianza, se van haciendo las verificaciones para encontrar cualquier software no autorizado.
Cuando realizas un jailbreak, estás modificando el proceso iBoot y el sistema operativo del kernel, dejándolos incapaces de chequear las firmas digitales que evalúan y distinguen el software autorizado y el que no lo es. Hacer este procediendo difiere de un iPhone a otro dependiendo de la versión de firmware que se tenga y si tu ordenador es un Windows o un MacOS.
Para poderlo hacer, se necesita un iPhone, un ordenador con la última versión de iTunes instalada, y un programa jailbreak descargado de Internet con las instrucciones para hacerlo. Haciendo algo de búsqueda por la Web, veremos que hay muchos enlaces para acceder a las herramientas necesarias. Por supuesto, hay ciertos inconvenientes cuando se “libera” un iPhone de esta forma.
Cuando se decide hacer un jailbreak a un iPhone, se hace entendiendo que el teléfono puede ser dañado. Los iPhones pueden ser restaurados a su estado original reinstalando el firmware original por medio de iTunes, pero solo a veces.
El peor escenario que podemos encontrarnos es que nuestro teléfono deje de funcionar y se convierta en los que se llama un iBrick, que traducido es un ladrillo muy caro. La práctica del jailbreak no está sancionada por Apple, pero haciéndolo rompemos la garantía y otras actualizaciones de firmware que se publiquen.
Hay también algunos problemas de seguridad que pueden surgir. Cuando se instala un programa de la tienda oficial de Apple, podemos estar seguros de los que estamos instalando. Cuando lo hacemos de terceras personas no podemos estar del todo seguros de lo que nos estamos descargando. Podría ser una aplicación sin riesgos o un software malicioso. Muchas veces no lo sabemos hasta que lo instalamos.