Solamente por sus funciones más básicas, los teléfonos móviles emiten una pequeña cantidad de radiación electromagnética. Emiten señales de ondas de radio, las cuales están compuestas de energía de radio frecuencia, la cual es una forma de radiación. Se ha hablado mucho sobre si estas radiaciones pueden causar problemas de salud a la gente.
La preocupación es que los móviles suelen estar mucho tiempo pegados a la cabeza durante su uso, y cuando no es así, lo podemos tener en un bolsillo pegado a nuestro cuerpo durante todo el día. ¿Hasta que punto pueden ser peligrosas estas radiaciones? Para verlo, tenemos primero que ver algunas cosas sobre el origen de estas radiaciones.
Cuando hablamos por nuestro teléfono móvil, un transmisor recoge el sonido de nuestra voz y la codifica en una onda sinusoidal, la cual es solo un tipo de onda variable que se irradia de la antena y fluctúa por el espacio. Las ondas sinusoidales son medidas en término de frecuencia, el cual el número de veces que una onda oscila arriba y abajo por segundo.
Una vez que el sonido codificado ha sido emplazado en la onda, el transmisor envía la señal a la antena, la cual luego envía la señal afuera. Los móviles tienen transmisores de baja potencia. Por ejemplo, la mayoría de teléfonos de coche tienen una potencia de tres vatios. Un móvil normal suele tener hasta un vatio.
La posición de un transmisor dentro de un móvil depende del fabricante, pero suele estar bastante cerca de la antena del teléfono. Las ondas de radio que envían las señales codificadas están formadas por radiación electromagnética propagada por la antena. La función de una antena en cualquier transmisor de radio es lanzar las ondas de radio al espacio. En el caso de los teléfonos móviles las indas son recogidas por un receptor en una torre de comunicaciones.
La radiación electromagnética está hecha de ondas de electricidad y energía magnética que se mueve a la velocidad de la luz. Toda esta energía cae en algún punto del espectro electromagnético, el cual va desde frecuencias muy bajas hasta rayos X y Gamma.
Cuando hablamos por un móvil, la mayoría lo pega a la oreja. De esta manera hay muchas probabilidades de que la radiación se absorba por el tejido humano. Esta es la mayor preocupación que se tiene a este respecto.
A finales de la década de los setenta, hubo mucha preocupación por las líneas eléctricas y los campos magnéticos que generaban. Se pensaba que eran la causa de algunos tipos de cáncer entre la población al pasar estas líneas cerca de zonas pobladas.
Hoy en día pasa lo mismo con la radiación de los móviles. Muchos de los estudios se contradicen en este sentido. Lo que está a debate es la cantidad de radiación que se puede considerar segura o no, y si a largo plazo puede haber riesgos para los usuarios.
Hay dos tipos de radiación electromagnética, que es la ionizada y la no ionizada. La segunda se considera normalmente más segura y se piensa que no suele causar daños en los tejidos. Los microondas, la luz visible y la radio frecuencia se considera radiación no ionizada. La primera sin embargo puede causar daños si las radiaciones son excesivas. Un ejemplo de esto son los rayos X.
En el caso de los móviles no hay nada concluyente sobre los efectos adversos y sus efectos a largo plazo. Esto no significa que una exposición larga pueda tener consecuencias. Las radiaciones tienen la habilidad de calentar el tejido humano, de una forma parecida a como lo hacen los microondas con la comida.
Los ojos son particularmente vulnerables a esto. Se han asociado muchas enfermedades al uso de los móviles, como son tumores cerebrales, Parkinson, Alzheimer, dolores de cabeza, cansancio, etc.
Sin embargo, no hay nada que pruebe que estas enfermedades realmente pueden ser provocadas por el uso de teléfonos móviles. Algunos piensan que en una industria tan necesaria y grande, se paga para ocultar los verdaderos resultados de los estudios. Algo parecido a lo que pasaba en los años cincuenta con el tabaco. Aun así, donde momento todo son teorías y rumores.