Los infrasonidos son sonidos que tienen una frecuencia muy baja y que los seres humanos no podemos oír. Tiene un rango de unos 16 hercios, teniendo un hercio una duración de un segundo. Muchos animales puede comunicarse usando infrasonidos, como por ejemplo las ballenas, los elefantes y cocodrilos. Se puede pensar en los infrasonidos como un rumor que ocurre de vez en cuando por diferentes causas, como pueden ser volcanes, terremotos, olas, avalanchas y tornados. También se puede generar un infrasonido mediante una explosión nuclear o una reacción química.
Debido a que es una forma efectiva de comprobar si se están haciendo pruebas nucleares, siempre se está monitorizando en el mundo entero estos infrasonidos para saber quién está usando estas armas. Lo cierto es que estos sonidos pueden provocar en el ser humano signos de incomodidad o alerta.
Se cree que unos infrasonidos ambientales demasiado altos, pueden ser detectados por las personas. De hecho, se cree que muchos casos de psicofonías pueden ser debido a esto.
En algunos casos, pueden provocar alucinaciones en un individuo. En algunos experimentos que se han llevado a cabo, varios sujetos comentaron lo que sentían cuando eran expuestos a estos infrasonidos en un laboratorio controlado. En una determinada frecuencia, pueden hacer que los órganos en la persona vibren y causar dolor. Por esta razón, también se ha pensado en la posibilidad de crear armas. De hecho, existen varios proyectos donde se han creado y probado armas de este tipo.
Ajustando las ondas a la frecuencia adecuada, puede llegar a romper vasos o ventanas, y con la suficiente energía, puede incluso tirar paredes. Por este motivo, se tiene muy presente los efectos que puede causar en algunos casos. Por ejemplo, si un asteroide grande impacta contra la Tierra, ya sea en el suelo o en el mar, las ondas de infrasonido saldrían disparadas a la velocidad del sonido, causando una gran destrucción por donde pasara.
De todos modos, hay ejemplos más normales y menos catastróficos en este tipo de ondas. Podemos encontrarlas en procesos más naturales, como las cascadas de agua, en las zonas con mucho hielo o incluso en los tigres, los cuales pueden emitir estos infrasonidos y ser enviados a kilómetros de distancia.
Los seres humanos necesitamos instrumentos especiales para poder detectarlos, aunque ya se están estudiando implantes en humanos para poder detectarlos de forma natural.
